Demostrar el amor.
Desde que comenzó esta pesadilla de la pandemia, me cuestiono cosas que antes dábamos por sentadas. Por ejemplo: ¿Cómo demostramos el afecto? ¿Cómo demostramos el amor? ¿Cuál es la queja más habitual de los padres a los hijos, de un miembro de la pareja al otro? … Ya no me quiere porque ya no está conmigo. Ya no me abraza, ni me besa. Ya no viene a verme. Esta Navidad no la va a pasar conmigo… Al menos en España, que somos latinos cariñosos, efusivos, tradicionales y achuchones.
¿No es curioso? Este año, sin embargo, la cuestión en mi casa, y en la del resto de hogares del mundo, siendo la misma, es completamente diferente. ¿Cómo demuestro este año que quiero a mis padres, a mi gente cercana? Quién nos lo iba a decir…. Pues lo haremos no viéndonos, no abrazándonos, saludándonos desde la distancia, dejando a nuestros mayores comer y cenar solos. No sé qué ocurrirá en otros hogares, es lo que haremos en el mío y en el de amigos que conozco, pero cada caso es un mundo, por supuesto, y una necesidad diferente.
Estas Fiestas van sobre el cariño, sobre la familia, sobre juntarnos y celebrar el nacimiento de alguien que vino a decirnos que todos los seres humanos somos iguales y que debemos querernos y respetarnos, porque no hay nada más importante que el amor, y no vamos a llevarnos al otro mundo nada más que eso.
A lo que voy es a cómo cambia la perspectiva, las formas, pero no lo fundamental. Cuando lo importante es cuidar al otro, modificamos lo que haga falta. Porque en estos meses de 2020 hemos redescubierto que no solo hoy (día de la Lotería), lo importante es la salud. Y si (los que podamos hacerlo) tenemos que cenar solos en Noche Buena, cenaremos. Que ya vendrán tiempos mejores. Como decía Lola Flores, “Si me queréis, ¡irse!”. Qué razón tenía…
¡Feliz Navidad!✨✨❄☃🥂