Relaciones-sanas

Educar en autoestima y relaciones sanas

Según los datos aportados por la Delegación del Gobierno contra la Violencia Machista, en el Estudio Menores y Violencia de género, un 16,9% de las chicas encuestadas reconocen haber sufrido situaciones de maltrato (insultada o ridiculizada, la forma más prevalente de violencia) por parte de una pareja o expareja. Un 13,6% de ellas afirma que su novio o exnovio la ha controlado a través del móvil. El 10,9% de las chicas ha recibido presión para realizar actividades de tipo sexual no deseadas. Para frenar esa clara violencia sexual hacia las mujeres, en este caso, hacia las menores de edad, hace falta una educación sana para ellos, por supuesto, y para ellas. Esa formación y acompañamiento es parte de nuestro trabajo.  

Para ello, la Unidad de Atención a Adolescentes Víctimas de Violencia de Género en sus relaciones de pareja que forma parte del programa No te Cortés de la Comunidad de Madrid, incorporó la figura de la educadora en junio de 2020. Desde entonces, dadas las circunstancias de la pandemia y la situación sanitaria provocada por el Covid-19, todas las semanas se celebran, a través de la plataforma Zoom, una serie de encuentros en los que participan seis o siete adolescentes que han sufrido algún tipo de violencia en sus relaciones de pareja.

Se trata de un espacio protegido donde las chicas pueden expresarse libremente, donde vuelcan sus inquietudes y necesidades, donde pueden plantear cualquier duda o situación que les haya surgido recientemente en su entorno cercano y donde, en muchos de los casos, son ellas mismas quienes dan respuesta a las cuestiones planteadas.  

A lo largo de las sesiones se observa que las chicas tienen unos roles patriarcales muy interiorizados y se trabaja el pensamiento crítico para que puedan identificarlos, tomen conciencia y aprendan otras formas de relacionarse más bonitas, más sanas y más igualitarias. 

La metodología de trabajo busca que se cree un grupo de trabajo y confianza entre ellas, en el que se logre crear un espacio donde compartir sus vivencias, dudas, miedos, logros y retos sin miedo a ser juzgadas. En otras palabras, se trata de que su experiencia personal ayude al resto del grupo, favoreciendo así, una red social de apoyo entre ellas. 

El objetivo principal es el empoderamiento de las adolescentes para que aumenten su autonomía y seguridad en sí mismas. La idea es que adquirieran competencias y habilidades que promuevan su desarrollo personal.  

Algunos de los asuntos trabajados son autoestima y autocuidado, claves para que puedan crecer de una forma óptima; relaciones saludables de pareja, mitos del amor romántico, relaciones afectivo-sexuales, dependencia emocional, anatomía femenina y menstruación, comunicación asertiva y resolución de conflictos, redes…. También se busca que tomen conciencia de los diferentes tipos de violencia a los que pueden estar expuestas, que los identifiquen y sepan cómo actuar. 

“Trabajamos en un proceso de construcción colectiva para que se sientan libres de elegir su forma de ser mujer sin tener que asumir los roles femeninos tradicionales que marca la sociedad patriarcal en la que vivimos”, asevera la educadora de la Unidad. Desde la Unidad de adolescentes además se ofrece una intervención psicológica, social, educativa y jurídica a chicas adolescentes menores de edad y a sus familias.  

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