El agresor está cerca

  • Intervenciones tempranas frente a la violencia de género

Poco sabe de estadísticas Lisi, menor de edad, cuyos paseos con su tío Pedro no le gustaban nada porque la llevaba a lugares solitarios del parque de su barrio donde, lejos de las miradas del vecindario, sometía a la niña a tocamientos hasta el día que su madre descubrió en su cuerpo rastros sospechosos. Pero ¿quién podía pensar que Lisi era víctima de agresiones sexuales por parte de su tío? Un día llegó corriendo a casa sola, llorando y suplicando a su madre que no le permitiera salir a pasear con su tío. La madre reaccionó. Su hija ya forma parte de los datos que componen la estadística de menores víctimas de violencia de género por parte de personas de su entorno. Se diría que Lisi ha tenido suerte porque su caso ha sido denunciado. No hizo lo mismo, en un principio, Bea a quien su pareja agredía sexualmente. El miedo fue la causa por la que durante años no denunció las agresiones de las que era víctima.

Esos dos casos son solo dos botones de muestra de una realidad que la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad ha puesto sobre la mesa al hacer público los resultados de una macro encuesta en la que han participado más de 9.500 encuestadas. El objetivo general era “Estimar la prevalencia de la violencia contra la mujer en España diferenciando la violencia que se produce en el ámbito de la pareja o expareja de la violencia sufrida por las mujeres fuera del ámbito de la pareja. Identificar y cuantificar los tipos de violencia sufridos distinguiendo entre violencia física, sexual, emocional, de control y económica en el caso de la violencia en la pareja, y entre violencia física y sexual en el caso de la violencia ejercida por terceros”.

Los datos que aparecen en la macro encuesta evidencian un hecho que, a pesar de ser conocido y reiterado, no debería escabullirse en los entresijos del olvido: muchos hombres siguen creyéndose con derecho a agredir a las mujeres. Los resultados así lo demuestran: el 57,3% de las mujeres mayores de 16 años, casi seis de cada diez, ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida; sin embargo, la mayor parte de ellas no presentan la correspondiente denuncia por lo que las agresiones permanecen impunes. Y los datos de la macro encuesta no dejan lugar a dudas: solo el 22% de las mujeres que han sufrido violencia por parte de sus parejas lo han denunciado y apenas lo han hecho el 8% de las víctimas de agresiones sexuales fuera de la pareja. ¿Cuáles son las razones alegadas para no denunciar tantos atropellos? Las encuestadas esgrimen, entre otras razones, las siguientes: por ser la víctima menor de edad (35% de los casos); por vergüenza (25,9%; por miedo a no ser creída (20,8%); por miedo al agresor (11,8%).

A nadie se le escapa que erradicar la violencia de género es un objetivo extremadamente difícil de alcanzar porque se trata de un fenómeno estructural reforzado por una cultura machista secular y por roles sexistas que perduran a pesar de que, actualmente, buena parte de la sociedad rechaza la violencia contra las mujeres.

Desde la Fundación Luz Casanova insistimos en la necesidad de incidir en las medidas de prevención encaminadas a hacer frente a esa lacra mediante la intervención y prevención tempranas, tanto en adolescentes víctimas de violencia de género, como en mujeres, sin olvidar las mayores de 65 años, con el convencimiento de que necesitamos cambios profundos en nuestra sociedad para conseguir relaciones humanas basadas en el respeto, el diálogo, la comprensión, el entendimiento y el reconocimiento de los derechos de todas y cada una de las personas.

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