La enfermedad del Planeta

La enfermedad del Planeta

Cuando oigo o leo que el actual sistema económico está enfermo me vienen a la mente las interminables asambleas universitarias de los años setenta, a las que asistí con gran interés, en las que se repetía una y otra vez: “¡Hay que cambiar el sistema!” o “¡Abajo el sistema!” Han pasado muchos años, incluso hemos cambiado de siglo y, no obstante, la necesidad de transformaciones estructurales se hace ineludible.

El economista James K. Galbraith en el ensayo titulado “La próxima gran transformación” afirma que “El mundo necesita un cambio tan radical como el que se produjo entre el feudalismo y el capitalismo”. En su opinión, dos grandes fantasmas nos amenazan: por un lado, una guerra nuclear a gran escala que supondría la extinción rápida de la humanidad; y, por otro, los efectos del calentamiento global que nos llevarían a una extinción más lenta. Afirma, además, que no solo es necesario evitar a toda costa una guerra nuclear y mitigar el calentamiento global sino también dotarnos de un sistema que proporcione a todas las personas un nivel de vida digno. Ante tales amenazas, es ineludible realizar “el mayor esfuerzo de planificación, inversión, educación pública y seguridad social de la historia de la humanidad”.

La gran transformación que preconiza el economista no se llevará a cabo con éxito si no se aborda decidida y eficazmente la desigualdad económica. Para Galbraith, la fuerza que impulsa la desigualdad es consecuencia de unas condiciones derivadas de la globalización financiera: “La desigualdad económica y las finanzas globales son las dos caras de la misma moneda” […] “Controlar las finanzas mundiales es toda una proeza, pero resulta imprescindible”.

Los niveles de desigualdad existentes hoy reflejan la enfermedad económica que sufre todo el planeta y suponen una grave amenaza para la humanidad en su conjunto. No se producirá esa gran transformación ineludible si las desigualdades siguen aumentando. Mientras tanto, la enfermedad se agrava y las consecuencias ya se atisban: conflictos por doquier con víctimas que ni importan, ni cuentan.

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