Igualdad mujeres

La intrahistoria luminosa 

#MujeresConLUZ

            Las mujeres hemos vivido en las sombras desde tiempo inmemorial. Hemos soportado discriminación, injusticia, vejaciones, violencias y explotación por el hecho de nacer con vagina. Y cuando nos hemos rebelado por ello hemos encontrado la muerte, el ostracismo, el silenciamiento o la invisibilización. La lista de nombres de mujeres que, pese a haber hecho importantísimas aportaciones a la cultura, la ciencia, el deporte, los derechos civiles, la política o la economía a lo largo de los siglos, han sido borrados de los libros, es casi infinita. Solo recientemente comenzamos a rescatarlos del olvido y colocarlos en el lugar que se merecen, practicando una imprescindible reparación feminista de la Historia. Pero a veces no caemos en que todos esos nombres ofrecen una doble identidad: la de quienes fueron nombradas de ese modo a lo largo de sus vidas y merecen el honor y reconocimiento por sus hazañas; y las de quienes no tuvieron la oportunidad de verse reflejadas en ellas como referentes. Niñas, jóvenes, mujeres adultas, ancianas, pero también hombres que necesitan nuevos ejemplos que hablen más de colaborar que de competir, más de construir que de destruir, de alimentar que de asfixiar.

Clara Campoamor, Hedy Lamarr o Hipatia de Alejandría han aportado luz a la historia de la humanidad. Pero esa luz, imprescindible para la consecución de la vida y del progreso, no se conserva solo en los anaqueles destacados de la Historia. Se guarda a buen recaudo en el corazón de tantas otras mujeres, anónimas de hoy y siempre, que han tejido la intrahistoria, han ofrecido su abrazo sororal a otras mujeres, y han amortiguado los dolores del mundo sin que nadie nunca se lo haya agradecido. Cada mes de marzo, yo procuro recordarlas. A esas madres y abuelas que cargaron a sus espaldas todo el trabajo para que nosotras pudiéramos estudiar. Que, incluso a escondidas, nos animaron a volar y hacer uso de nuestra recién conquistada libertad. A las que hemos visto estos días con sus bolsos en bandolera preparando cócteles molotov para enfrentar al ejército ruso en las calles de Kiev, y nunca recibirán honores y medallas por ello. A las mujeres indias o africanas que sin formación alguna sacan ellas solas adelante a sus hijos y levantan negocios y recuperan la dignidad y la belleza de sus familias y sus aldeas. A todas y cada una de esas mujeres que sobreviven al horror de la violencia machista. Y a cuantas salimos a la calle cada 8 de marzo para seguir reivindicando la igualdad que no termina de llegar, la justicia que a menudo se nos niega, las mismas oportunidades para todos y todas, el derecho a vivir y a hacerlo sin miedo.

Nada ni nadie puede apagar esa luz, que crece y crece cada día y se alimenta de los sueños de cada anciana y de cada niña. De nuestros sueños colectivos de igualdad y justicia.

Autoría

  • Mª Ángeles López Romero

    (Sevilla, 1970). Soy escritora, conferenciante y periodista especializada en cultura e información social. He tenido la oportunidad de publicar una decena de libros, entre los que se incluyen dos álbumes ilustrados. En abril llegará a las librerías mi primera novela, titulada Serás Recuerdo, serás Olvido (editorial Khaf).