La respuesta no está en el viento

 La respuesta no está en el viento

#MujeresconLUZ

Cuando hace cuatro años, en los días cercanos al 8M, me ofrecieron la presidencia de la @FundaciónLuzCasanova me invadió una sensación de vértigo y una alegría con cara de reto.

No había colaborado nunca antes con una Fundación, mi aproximación al Tercer Sector la había tenido como voluntaria en diferentes ONGs…y estaba iniciando una etapa privilegiada de mi vida pues acababa de jubilarme, profesionalmente hablando.

Para acercarme a Luz Casanova aportaba tan sólo ser #mujer, #feminista, #creyente y con búsqueda y voluntad de colaborar en la construcción de una sociedad y una Iglesia mejores.

En estos años he recibido mucho y me lo han regalado: la aproximación a Luz Casanova y su #quepormínoquede; las #Apostólicas, mujeres lúcidas y generosas, en su proceso de rediseño como Congregación para el presente y el futuro; las compañeras y compañeros de @FundacionEDE, con la que compartimos andadura desde 2017 con su rigor y creatividad y, de forma especial, las mujeres y los hombres cómplices, entusiastas y comprometidas, que configuran el día a día de la Fundación y la Obra Social. Ellas y ellos, que miran de cerca y de frente a los auténticos protagonistas de esta aventura: las personas que hacen uso de nuestros servicios y cuyas vidas pueden mejorar a partir de ello… y de su propia autonomía y empoderamiento.

¿POR QUÉ la Fundación Luz Casanova? Creo que cualquier organización debe hacerse de forma recurrente una pregunta similar para no perder de vista su carisma y su identidad corporativa, aunque en nuestro caso, y en el de organizaciones similares, quizá la pregunta correcta sea ¿PARA QUIÉN la Fundación Luz Casanova?

Creo que las personas usuarias de nuestros servicios tienen la  respuesta.

Ellas nos hablan de lo que anhelan y necesitan: para volver a sentirse seguras y a salvo después de visitar algunos infiernos, para que sus vidas se recompongan con las necesidades básicas cubiertas, para que sus procesos de crecimiento se asienten en el respeto a sí mismas y a los demás, para recuperar lazos fraternos y sororales que les devuelvan la confianza y les permitan construir futuro. 

Las organizaciones y redes solidarias no debemos olvidar que no son nuestras necesidades de supervivencia las que justifican nuestra existencia, sino nuestra capacidad de ofrecer el mejor, más riguroso y amoroso servicio que nos sea demandado por los colectivos a los que queremos servir.

En la medida en que les respondamos y contribuyamos a que recuperen vidas dignas de ser vividas estaremos en el camino adecuado.

Autoría

  • Pepa Monleón

    Presidenta de la Fundación Luz Casanova Pedagoga. Funcionaria jubilada. Comprometida con una sociedad más justa e igualitaria para todas.