Legado de mujeres
Desde el Programa Hazte Visible, Hazme Visible iniciamos una nueva entrega de entrevistas dentro el Blog Al final del túnel.
En esta ocasión se trata de una actividad llamada LEGADO DE MUJERES donde gracias al apoyo de EDP y a la colaboración de mujeres maravillosas, recogemos testimonios de diferentes mujeres mayores que han destacado por cualquier motivo. Nuestro objetivo es contar sus vivencias y experiencias y que ello pueda servir para empoderar a otras mujeres y sensibilizar sobre el valor que han aportado y siguen aportando a toda la sociedad.
- LOLA DE LA MESA, UNA VIDA DEDICADA AL COMPROMISOSOCIAL
“Mi consejo a las mujeres mayores es que se sientan jóvenes”
Conozco a Lola De Mesa desde 2009, cuando empecé mi “aventura laboral” en Luz Casanova.
Por aquel entonces yo trabajaba en el Centro de Día-Comedor Social para personas sin hogar, donde una parte muy importante de los servicios que se ofrecían, como la acogida, la lavandería, la duchas o directamente el comedor lo llevaban personas voluntarias y apostólicas.
Ella era la responsable del voluntariado en la entidad. Llegó para ayudarme a gestionar ese gran equipo. Para hacerlo, nos pusimos mano a mano con el fin de organizar y mejorar todo lo posible el servicio que ofrecíamos, siempre cuidando y valorando la labor de aquellas personas que dedicaban su tiempo de manera solidaria a mejorar un poco la vida de los/as demás.
Lola es una mujer que pinta canas, bella por fuera, pero sobre todo por dentro. Trasmite serenidad por donde pasa, tiene mucha intuición en las relaciones humanas y una gran mano izquierda para lidiar en los conflictos personales. Pero además tiene un gran sentido del humor, algo que sin duda nos salvó en más de una ocasión cuando las situaciones se ponían cuesta arriba.
Tengo la suerte de considerarla mi amiga, mi compañera de batallas y aunque la vida nos ha llevado a proyectos diferentes sé que siempre estará ahí para lo que yo, o cualquier compañera de la Fundación Luz Casanova y la Obra Social pudiera necesitar.
Hoy vamos a conocerla un poco más.
- Lola, háblanos de tu trayectoria en la entidad, ¿desde cuándocoordinas el voluntariado?
Coordino el voluntariado desde hace 13 o 14 años. No estoy segura, cuando empecé no había casi nada hecho. Quizás hubiera preferido colaborar en otra cosa, pero Julia, la directora, me dijo que me necesitaban ahí y ahí fui: estoy encantada.
- ¿Y anteriormente, a que te dedicabas
Por el trabajo de mi marido he tenido que ir de un sitio a otro. Cuando me quedé fija por unos años en un sitio empecé a comprometerme con el voluntariado, fue en Requena. Estuve nueve años y allí estuve en Cruz Roja, Caritas y Manos Unidas. Allí no había distancias y podía hacer muchas cosas. Fui también del Consejo escolar. En fin, era más joven y las cosas te cunden más. Alternaba las horas y días de voluntariado. En Madrid con las distancias no hubiera podido hacer tanto.
Luego estuve muchos años en Manos Unidas, primero en la delegación de Madrid y luego en el Comité Ejecutivo.
- ¿Cómo compaginabas todas esasfacetas?
Mi marido tenía mucho trabajo y no comía en casa, así que yo pasaba las mañanas en la oficina y por las tardes preparaba comida para el día siguiente y atendía a mis hijos.
En Manos Unidas iba todos los días. Tenía una persona por las mañanas en casa que me hacía la casa. Yo por las tardes planchaba y hacía comida para el día siguiente o para varios días, según el tiempo que tuviera que dedicar a mis hijos que, conforme iban creciendo me necesitaban menos para los estudios y quizás más dedicación para escucharles.
- ¿Tu familia te apoyaba en tus iniciativas?
Mi marido me pedía que no desatendiera los hijos y yo procuraba estar en casa cuando estaba él. Mis hijos (2 hijas y un hijo) siempre me apoyaron mucho.
- A parte de tu marido y tus hijas e hijo, ¿has tenido que cuidar a alguien más?
He cuidado de mi padre y a mi madre, con la ayuda de mi hermana, hasta que fallecieron con 97 y 94 años respectivamente. Con mi padre hacía turnos de 24 horas seguidas para cuidarle en el hospital: no quería que sus hijas nos moviéramos de allí.
Y a mi madre al final la tuvimos que llevar a una residencia. Mi hermana y yo no queríamos, pero tenía cáncer y nosotras ya no podíamos darle los cuidados que necesitaba. Puede ser que todo esto me haya afectado a los huesos y a la espalda.
- ¿Te has encontrado algún obstáculo por ser mujer en tu carrera profesional, tanto remunerada como voluntaria?
Como ya soy muy mayor… En mi época, cuando te casabas tenías que dejar de trabajar a la fuerza. Dos años después de casarme cambió un poco: si la empresa consentía podías seguir trabajando. En mi trabajo de soltera siempre fui muy bien considerada y en ese aspecto no tuve ningún problema.
- ¿Cómo te imaginas que hubiera sido tu vida si no te hubieras dedicado a esto?
No me lo imagino. Desde que estaba en el colegio (religioso) me apuntaba siempre a ayudar. Por aquel entonces íbamos a Peñagrande, que era un barrio marginal de Madrid. Llevábamos leche, comida, ayudábamos a hacer los deberes… Siempre he tenido esa inquietud. Por eso siempre he buscado la manera de hacerlo. Siempre lo he tenido muy claro.
- ¿Y ahora? ¿Cómo te encuentras en esta etapa de tu vida?
En esta etapa de mi vida estoy tranquila. El voluntariado forma parte de mi vida, mi marido ya lo ha asumido y mientras pueda seguiré ayudando en lo que pueda.
- ¿Qué te gusta hacer? ¿Cuáles son tus aficiones?
A estas alturas me ha dado por pintar. Es muy relajante y me gusta mucho. Me encanta leer también. También cuido a mis nietas. Mi hija enviudó y tiene que trabajar, ahora estoy muy entretenida haciendo matemáticas con mi nieta de 10 años.
También me gusta ir a Asturias. Allí tenemos una casa que me permite descansar, aunque me llevo a mis nietas.
- ¿Cómo crees tú que ve la sociedad a las mujeres mayores?
La sociedad respeta mucho a las mujeres mayores sobre todo si nos ven peleonas. Si no es así, les dan pena… Pero creo que en general, sí las respetan.
- Para finalizar,¿quieres compartir alguna anécdota?
Pienso que era buena en lo mío. Una vez cuando trabajaba para Manos Unidas quisieron ficharme dos partidos políticos. Yo no acepté, claro. Me decían que era muy buena consiguiendo cosas… Y es verdad, si hacían falta 1.000 pesetas yo me movía y conseguía 5.000.
- ¿Qué les dirías a otras mujeres mayores que puedan estar leyéndote ahora mismo?
Mi consejo a las mujeres mayores es que se sientan jóvenes y que no se dejen. Tenemos también que tener siempre buen aspecto y sonrientes, cuando damos sonrisas y cariño recibimos lo que damos.