Los Monólogos de Carmen
El legado de Carmen nos invita a probar, a atrevernos, a confiar en nosotras mismas y rodearnos de mujeres con las que crecer y vincularnos a cosas que, sin saberlo pueden llegar a ser los grandes “amores de nuestra vida”, las motivaciones y placeres de nuestro día a día que nos mantienen a flote, incluso en las peores de las mareas…
Carmen Ballesteros, o como a ella le gusta y la llaman habitualmente, “Chati”, participa en el grupo de Mujeres “Nosotras las Protagonistas” desde el año 2017. Es una fiel compañera que carga de energía al grupo y buen humor, a la vez que de propuestas reivindicativas y de humildad.
Si alguien ejerce la “sororidad” esa es Carmen. Participa como la que más y muestra las mismas ganas de participar que de contener su deseo de hablar y compartir para escuchar a las compañeras y acoger sus ideas y propuestas con el mayor de los respetos.
Un día, cuando compartíamos en el grupo saberes y placeres desde la particularidad de cada una, nos sorprendió a todas.
-Lo mío son los monólogos, afirmó con una seguridad aplastante.
-¿De verdad, Carmen? Cuéntanos cómo es eso… y por supuesto: ¡Queremos escucharte!, sonó el grupo al unísono.
Y entonces Carmen nos relató cómo se inició en el mundo del teatro y pudo descubrir su verdadera pasión y peculiar medicina en muchos momentos de su vida. Todo comenzó desde su participación en un grupo de mujeres del barrio “Nosotras mismas”-
-“Éramos un grupo de mujeres, nos juntábamos cada semana en casa de una y acabábamos siempre tomando algo todas juntas para compartir. Eso de juntarnos era, sin duda, “sanador”. Una compañera un día nos propuso montar un grupo de teatro. Yo nunca lo había pensado. Ella era profesora universitaria y le gustaba mucho escribir. Así que sin pensárselo mucho se comprometió a montar y dirigir el grupo y escribir guiones adaptados para ponerlo en marcha. Sólo escribía obras de mujeres, como Penélope o La casa de Bernarda Alba, protagonizadas por mujeres o sobre mujeres. No quería hombres en este grupo ni si quiera que nosotras mismas hiciéramos de ellos. Cuando pedíamos ayuda a los maridos, dejaba claro que era solo para “ayudar”, relegando en ellos un papel secundario y de apoyo a las verdaderas protagonistas.

Así crearon un espacio de mujeres donde rescatar obras de mujeres y darles valor y visibilidad y donde Carmen Ballesteros, “Chati”, valiente y atrevida, no dudó en sumergirse y explorar sus capacidades en este nuevo ámbito, un lugar donde las mujeres eran las que decidían, daban forma y elegían cómo, de qué hablar y a qué darle visibilidad.
Así es como empezó a probar y a disfrutar. Nuestra actriz cuenta que de todos los monólogos que ha representado, ella solo ha escrito uno. Generalmente se sentía cómoda y con desparpajo en el escenario, no le acompañaba ni la vergüenza ni la censura, pero cuando representó el suyo… Ahí si apareció la duda, la vergüenza y la importancia de lo que nuestro entorno puede pensar.
-Me vestí de niña pequeña y el monólogo relataba a una niña que mantenía una conversación con su padre sobre el comunismo. A mis compañeras les encantó y ahí fue cuando lo comencé a hacer en público. En realidad, tú no sabes cómo lo haces hasta que ves lo que dice la gente. También se lo hice a mi hija, en casa, y cuando terminé me dijo: “Mamá. Eres una artista”. Para mí, su opinión era muy valiosa porque ella había hecho cosas de teatro también…
La opinión y aceptación ajena acompaña a las mujeres en muchos momentos de la vida. A veces para cuestionarnos y dudar de nosotras, pero cuando esta mirada apoya, acompaña e invita al crecimiento, nos ayuda a crecer, a confiar y a estar más cerca de no necesitar esa aceptación de lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Para nuestra teatrera, el teatro era y es, compromiso: para los ensayos, actuaciones, pero también grupo y sentirse parte de algo.
-Era lo que me hacía muchas veces “salir” y eso ya era mucho. En las buenas y en las malas, siempre estaba ahí y era perfecto para desconectar. Lo mejor es cuando estás representando un monólogo y la gente te corta para reírse y aplaudir. Te da un subidón…
Si le preguntamos por sus actuaciones o temáticas favoritas, no lo duda:
-Mis monólogos favoritos son el de “Tendencias de moda”, que cuestiona los estereotipos y mandatos a las mujeres sobre cómo deben vestir y como deben estar, sobre todo a cierta edad, donde los mensajes son más críticos y devastadores. Y otro gran tema que me gusta: el del “nido vacío” y cómo debemos de reaccionar y sentir cuando nuestro hijos e hijas se van de casa.
Carmen Ballesteros “Chati”, luchadora, enérgica y tremendamente atrevida, nos enseña a través del humor a cuestionar los mandatos sociales que recibimos por ser mujeres y nos invita a reírnos y a cambiar las ideas y sentires que no nos hacen bien y no nos hacen felices.
Gracias, Carmen por tu legado, por enseñarnos y provocarnos con una sonrisa.