Madres (in)visibles
Aquella sofocante mañana del mes de julio, Marina se dirigía a su trabajo con los nervios a flor de piel. Ella, ingeniera de 34 años, llevaba siete en su puesto de trabajo. No debía esperar ni un día más para comunicarle a su jefe que estaba embarazada. Él no sospechaba nada porque, si bien en las primeras semanas había tenido que quedarse en casa por una supuesta gastroenteritis, seguía conservando un tipo envidiable y se encontraba bien. En realidad, tenía muchas ganas de proclamar a los cuatro vientos su primer embarazo y recibir la enhorabuena de su jefe, así pensaba Marina que sería ese trámite. Se equivocó. La respuesta del jefe fueron unas cuantas preguntas que Marina no olvida: “¿cómo lo vas a hacer con el bebé?, ¿cómo vas a conciliar el trabajo?, ¿piensas tener más hijos?”.
A estas preguntas recurrentes no tienen que responder los hombres, porque solo se plantean a las mujeres. Esta es una de las realidades que se pone de manifiesto en el informe “Las invisibles”, en el contexto del proyecto “Yo no renuncio” impulsado por la ONG Yo No Renuncio. El objetivo del informe es visibilizar las consecuencias sociales de la maternidad que reflejan los roles ancestrales asignados a las mujeres. Por el hecho de ser madres, muchas mujeres pasan a ser invisibles en el ámbito laboral, en el hogar y en la sociedad en general.
Como se señala en el informe, la invisibilidad en el ámbito laboral se manifiesta, en primer lugar, por el hecho de que la maternidad supone para muchas mujeres un obstáculo infranqueable para su progreso profesional al carecer de medidas adecuadas para favorecer la compatibilidad entre trabajo y hogar. En segundo lugar, porque se mira con recelo a aquella mujer que acude a una entrevista de trabajo y comunica que está embarazada, poniéndose de manifiesto la dicotomía entre trabajo productivo y reproductivo. En tercer lugar, la vuelta al trabajo después de una baja maternal supone para muchas mujeres tener que reducir su jornada laboral con la consiguiente merma en su salario, sin olvidar las dificultades para promocionar profesionalmente.
En el hogar, la invisibilidad para las madres es consecuencia de la falta de corresponsabilidad en la crianza y la educación de los hijos. En el ámbito familiar se manifiesta a las claras la desconsideración total y absoluta por el trabajo de cuidados hasta el punto de que es la razón por la que muchas mujeres ven afectada su vida laboral e incluso se ven obligadas a dejar el puesto de trabajo por no poder compaginarlo con el trabajo de cuidados.
En la sociedad en general no se pone en valor ni el hecho de tener hijos ni el trabajo de cuidados, un pilar social básico. “¿Qué pasaría si al ser madre una mujer se viera reconocida socialmente? ¿Aumentaría la tasa de fecundidad? ¿Renunciarían tantas mujeres a ser madres? ¿Solo tendrían un hijo? ¿Se retrasaría tanto la edad de maternidad?” Al calor de la campaña de sensibilización “Las invisibles” se llevó a cabo el informe citado, planteando estas preguntas y otras muchas que componen las 94.182 encuestas válidas realizadas a otras tantas madres.
Las preguntas que Marina no olvida nos confirman una situación que sigue repitiéndose y nos lo demuestran los datos recogidos y analizados en el informe “Las invisibles” .