La luz de las luciérnagas
#MujeresConLUZ
Es inevitable sentir que estamos viviendo un momento socialmente oscuro, donde el dolor sostenido de la pandemia, las incertidumbres económicas y sociales, los radicalismos, la violencia y la guerra son vientos que intentan insistentemente apagar nuestras luces personales y sociales. Por eso siento el lema que se ha elegido este año la #FundaciónLuzCasanova para conmemorar el 8 marzo, Día Internacional de la Mujer, como corriente de aire fresco, de #resistencia.
#QuenadieapaguetuLUZ, una invitación a reconocer nuestra luz propia de mujeres, un reconocimiento especialmente importante, porque no solo nos empodera, sino que nos responsabiliza, nos eleva.
Que nadie apague tu luz, una propuesta a que sumemos nuestras propias luces y el calor que desprendemos, desde la #soronidad, para transformar el mundo, para hacer que brillen infinitas luces, como lo hacen las luciérnagas que con su impulso personal y colectivo son capaces de iluminar el cielo de las noches de verano
Que nadie apague tu luz lo vivo como la necesidad de identificar a mujeres con las que compartimos vida, trabajo, ideas que irradian luz y las demos el valor que merecen y nos unamos con nuestras propias luces a ellas, para construir una luz grande que no se pueda apagar.
Me atrevería a decir, que es también un llamamiento como entidad, que nadie, ni nada apague nuestra luz. A veces, en momentos sociales tan complejos como este, puede surgir el desánimo de quienes trabajamos por construir nuevas realidades y, por qué no, el cansancio, por ello es importante que nos iluminemos unas a otras, que nos apoyemos y cojamos energía para sumar luz y ser luz. Que nada, ni nadie nos quite esa luz que @LuzCasanova encendió. Luz en forma de respuesta a las necesidades emergentes, luz de acogía a quienes llegan, luz de camino para quienes caminan.
Este pasado 8 marzo, donde recuperamos los encuentros y reencuentros, la luz de las luciérnagas puede hacer vida la frase “la comunidad salva”, una frase acuñada desde el valor sanador de comunidades que son capaces de entender y cuidar a las personas, acompañarlas en su sufrimiento, darles energía. Comunidades, conscientes, atentas, para salvar del horror, el ostracismo, la violencia, la desigualdad
Hoy más que nunca, tenemos que cuidar nuestras luces personales y sumarlas comunitariamente.