no desperdiciar

NO DESPERDICIAR

  • En el Día Mundial de la Alimentación la Fundación Luz Casanova hace una llamada a no desperdiciar

Con las primeras luces de cada mañana, empieza la actividad en la cocina del Centro de Día para personas sin hogar de la Fundación Luz Casanova, centro en el que reciben atención personas que sufren exclusión severa, a través de diferentes programas entre ellos el de atención a necesidades básicas que, además del servicio de comedor, ofrece acceso a duchas y lavandería.

La cocina de la Fundación Luz Casanova es un espacio grande, amplio, con una limpieza y un orden que saltan a la vista. No en vano, día tras día, se preparan más de cien comidas para que más de cien personas vean reconocido su derecho a la alimentación, teniendo acceso a una alimentación sana y equilibrada que les permita llevar una vida digna. En 2018 se prepararon 43.375 servicios de comedor.

En la cocina de la Fundación Luz Casanova tienen clara la razón fundamental por la que se preparan las comidas: el derecho a la alimentación es un derecho humano reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y, sin embargo, actualmente más de 800 millones de personas pasan hambre en el mundo, según datos de la FAO. En España también estremece el número de personas, entre 600.000 y un millón, que no tienen asegurada su comida diaria, son personas que pasan hambre.

  • Consumir responsablemente y no desperdiciar

Esa injusta realidad convive con otra realidad tan injustificable como es que un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaba en la basura, datos de la FAO que la campaña “Yonodesperdicio”, promovida por la ONG Prosalus, lleva años dando a conocer, incidiendo en el desperdicio de alimentos en España que va en aumento. Esta práctica, además de ser ética y medioambientalmente insostenible, es una de las causas que contribuye a agravar el problema del hambre ya que implica reducción de la disponibilidad global de alimentos, dificultando así el acceso a los mismos de las personas más vulnerables.

“En la cocina del Centro de Día no se habla de desperdicio de alimentos, sino de aprovechamiento de alimentos”, afirman con rotundidad dos personas del centro de día cuyo convencimiento y entusiasmo por su trabajo no ofrece dudas. Aquí se habla, por ejemplo, de aprovechamiento de la fruta en mermeladas, compotas y batidos; del aprovechamiento del pan hasta la última miga; de la vigilancia de las raciones que se sirven en las comidas, sin que ello signifique que no se pueda repetir; de esmero en el destino de las sobras; de cambios en los propios menús diarios si surgen circunstancias que así lo aconsejen; del estricto calendario a la hora de utilizar productos no perecederos; de los varios destinos aplicados a los aceites utilizados; sin olvidar la filosofía de la sostenibilidad que va permeando en todas las actividades y proyectos de la Fundación Luz Casanova en su conjunto, no solo en el Centro de día.

En el Día Mundial de la Alimentación desde la Fundación Luz Casanova ponemos en valor todas y cada una de las acciones que muchas personas llevan a cabo día a día en favor del reconocimiento del derecho a la alimentación y una excelente práctica es evitar el desperdicio de alimentos cuyas implicaciones éticas, económicas, sociales y medioambientales contribuyen a agravar el problema del hambre. En la cocina del Centro de día de la Fundación Luz Casanova el aprovechamiento de los alimentos es una práctica tan habitual como la elaboración diaria de más de cien comidas para que personas que sufren exclusión severa tengan acceso a alimentos sanos y nutritivos. En definitiva, que vean reconocido su derecho a la alimentación.

Compartimos algunas recetas en el #DíaMundialdeLaAlimentación, para NO DESPERDICIAR:

  • Batido de plátano. ¿Cuántas veces maduran demasiado? Pela y tritura los plátanos en la batidora añadiendo un yogur. Si queremos un batido muy líquido, podemos agregar leche a gusto del consumidor.
  •   Zumo de sandía. Corta la fruta y quita las pepitas. Separa la parte roja de la blanca. Tritura la parte roja añadiendo un poco de azúcar para reforzar el sabor de la sandía. Dejar en el frigorífico y tomar bien frío.
  •   Mermelada de fresas. Quita el tallo de las fresas, pártelas y límpidas. Una vez escurridas, ponlas en un bol con azúcar, tápalo y guardarlo 24 horas en el frigorífico. Viértelas en una cazuela y reduce unos 45 minutos. Bate suavemente para que la mermelada no quede muy líquida y guarda en tarros esterilizados.
  • Ni un tomate a la basura. ¿Sabías que se pueden congelar cuando ya parece que no dan más de sí. Cuando estén a punto de pasarse, guárdalos en el congelador. Eso sí, antes, escáldalos y quítales la piel. Estarán perfectos para utilizarlos con pasta o pistos.

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