No me cuentes cuentos
A Sandra Sabatés la conocemos principalmente por su participación, desde hace ya diez años, en el programa El Intermedio donde comparte su presentación con el Gran Wyomin. Desde este informativo de humor ha introducido una sección tan seria como “Mujer tenías que ser”. Por esta sección y por su aportación en el camino de la Igualdad en 2018 recibió el I Premio CIMA TV FesTval a la igualdad–
En “Mujer tenías que ser”hemos visto a mujeres de muy distintas edades y muy distintos sectores: En el periodismo ha dialogado con Rosa Maria Calaf, Carmen Sarmiento y Soledad Gallego; de ciencia y sociología con Margarita Salas y Ángeles Duran. Del terrible tema de la mutilación genital femenina que, según datos de la ONU “más de 200 millones de mujeres en la actualidad han sido sometidas a algún tipo de corte, cambio o eliminación de la parte externa de sus genitales”, habló con Hayat Traspas, ella era la primera mujer en su familia que no había sufrido mutilación. La Iglesia y el papel que la mujer tiene en ella fue el tema de conversación con Isabel Gómez-Acebo … y así una lista interminable de mujeres con un denominador común: todas han sido pioneras en sus campos, todas han sufrido discriminación y todas se han mantenido en su trabajo y en su lucha por conseguir ese mundo igualitario con el que muchas soñamos.
Pero Sandra Sabates tiene otra faceta quizás menos conocida pero no por ello menos importante: es escritora. En 2018 publico en Planeta “Pelea como una chica”, ha colaborado en la antología “Voces que cuentan” también en Planeta en 2021, y este año y en la misma editorial ha publicado. “No me cuentes cuentos”. Lo acabo de leer y les animo a que ustedes también lo hagan.
Partiendo de algunos cuentos que nos han contado siempre y que han ido calando en nuestro imaginario colectivo: Caperucita, la Bella y la Bestia, la Sirenita, Blancanieves, Barba Azul… Sabatés nos cuenta historias reales, emite los nombres de las mujeres protagonistas aunque no por eso dejan de ser menos impresionantes: La ablación, la violación de la Manada, los abusos infantiles infligidos por quien tenía que ser tu defensor y guarda, la violencia machista sufrida en le adolescencia… y finalmente y partiendo del cuento de Rumpelstiskin nos habla de la violencia silenciada y silenciosa que sufren las mujeres emigrantes, principalmente marroquís en los campos de la fresa de Huelva.
Entramos en un tiempo para muchos de descanso, de vacaciones. Les animo a que lean este libro porque la violencia contra la mujer no toma vacaciones ni tiene descanso y todos los esfuerzos que hagamos para tomar conciencia de esta lacra social, una verdadera epidemia a la que no se pone fin, serán pocos. Buen verano