Sólo los besos nos callarán la boca

Sólo los besos nos callarán la boca

Cuando me comprometí con la Fundación Luz Casanova a escribir en este blog, les pedí que me dejaran la publicación para hacerlo a finales de marzo. Mi idea era participar en Segovia en el Encuentro de Mujeres que transforman el mundo, que se iba a celebrar del 20 al 22 de este mes de marzo. Encuentro que, como tantos otros, se ha tenido que suspender.

Esta era su décima edición y yo llevo participando ya más de cinco años en él, desde que supe de su existencia. Y esto por varios motivos: para mí es un momento de encuentro con amigas y colegas de profesión: Rosa Mª Calaf, Pilar Requena, Marta Gómez Casas, Marieta Frías… y una larga lista de mujeres profesionales de los medios con las que comparto la vocación por informar y también, y esta es el segundo de los motivos por los que me atrae este encuentro, comparto el deseo de dar la voz a las mujeres que durante tanto tiempo, siglos, han sido silenciadas. Y esto es lo que en este encuentro se hace principalmente: mujeres periodistas que entrevistan y dan la palabra a mujeres llegadas, gracias al ayuntamiento de Segovia, desde distintos puntos del mundo. Unas conocidas y otras mujeres anónimas, pero todas grandes luchadoras por los derechos humanos allí donde se encuentran y la mayoría de las veces luchadoras especialmente por los derechos de las mujeres.

Este año tenía especial interés en asistir al encuentro para poder compartir con mis colegas el dolor por la pérdida de nuestra querida compañera Alicia G. Montano que murió a comienzos de este año. Alicia era una de las periodistas asiduas, creo que desde el primero de los Encuentros, a esta cita anual. Nos tenía acostumbradas a unas excelentes entrevistas, fuese quien fuese quien tuviese delante, con esa profundidad, profesionalidad y cercanía con que hacía su trabajo. Estoy segura que en este recuerdo/homenaje que le íbamos a hacer quienes allí participábamos, no faltarían las risas recordando las bromas y el sentido del humor que Alicia tenía.

Pero nada de esto ha podido ser. Y no ha podido ser por este maldito virus, por el coronavirus, ! maldito nombre unido a la corona para mí que me declaro republicana!. Este virus que está haciendo estragos a nivel global, pero no nos engañemos: no a todos nos trata igual. Una vez más los más vulnerables e indefensos de cada sociedad son los que más van a sufrir las consecuencias: en nuestros países serán las personas sin hogar, los refugiados, las mujeres maltratadas que van a tener que vivir el confinamiento juntamente con su agresor, las ancianas, los que menos posibilidades tienen de vivir el aislamiento porque viven en el hacinamiento… y esto en nuestros países del Norte. Pero cuando este bicho llegue, y ya está llegando, de lleno a los países del Sur, va a ser terrible. ¿Cómo van a vivir el aislamiento en África, en Centroamérica, en Asia…? He tenido el privilegio de poder viajar a casi 100 países en el mundo y conozco las precarias condiciones en las que viven, muchos sobreviven… sé la escasez de hospitales, la falta de salubridad… ¿cómo mantener la higiene cuando el acceso al agua potable está a kilómetros de dónde vives? ¿Cómo se quedarán en su casa los habitantes de Haití cuando llegue allí la pandemia?

Muchas veces me he encontrado a jóvenes periodistas, algunas no tan jóvenes, que me han dicho para mi sonrojo, que se hicieron periodistas porque querían ser como yo, que querían denunciar la injusticia del mundo y trabajar por las mujeres. Pues yo les digo hoy que aún nos queda mucho por hacer por denunciar, por construir … también en estos momentos de coronavirus,  que nadie nos debería tapar la boca nunca, al no ser para besarnos, como decía un eslogan hace tiempo: “Sólo los besos nos callaran la boca”

Posiblemente el próximo año en el Encuentro de Segovia algunas de las mujeres invitadas nos cuenten cómo en su país lucharon contra el maldito coronavirus.

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