Un modelo social basado en la igualdad y el respeto mutuo
🟣 VIOLENCIA DE GÉNERO ANTE MENORES
La situación de menores –chicos y chicas- que han sufrido la violencia de género contra sus madres, con respecto a quienes no la han vivido, es el principal objetivo del estudio “Menores y violencia de género” de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, realizado desde la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense con la dirección de María José Díaz-Aguado. También han participado el Ministerio de Educación y Formación Profesional, 16 comunidades autónomas, Ceuta y Melilla. Dicho objetivo aparece como prioritario en el Pacto de Estado Congreso-Senado contra la Violencia de Género de 2017.
En el estudio han participado, respondiendo a los cuestionarios, 10.465 menores, de 14 a 18 años, de 304 centros educativos de Educación Secundaria de España, 3.045 docentes y 227 equipos directivos.
Los resultados de la encuesta revelan que:
- El 24,7% de las chicas y chicos encuestados han estado expuestos a alguna situación de violencia de género contra la madre, siendo la violencia psicológica la más frecuente (insultos, poner en ridículo a la madre o hacerle sentir miedo).
- En el 70% de los casos, el maltratador ha sido el padre.
- Tres de cada cuatro menores expuestos a este tipo de violencia han sido víctimas del maltrato directo por parte del maltratador.
- Las chicas muestran mayor sensibilidad para reconocer la violencia de género.
Estos datos nos muestran que la exposición de menores a la violencia de género contra la madre es más frecuente de lo que se suponía antes de realizar la encuesta. Así mismo, se reconoce que la exposición a la violencia de género contra la madre constituye una forma específica de maltrato infantil y que los chicos y chicas que la sufren son víctimas directas de dicha violencia. Por otra parte, en el informe se señala que la exposición a la violencia de género contra la madre incrementa el riesgo de que los chicos ejerzan y las chicas sufran violencia de género en sus propias relaciones de pareja desde la adolescencia.
La situación derivada de la exposición a la violencia de género, según el informe, repercute en el bienestar y el desarrollo de menores víctimas de la misma, quienes tienen más riesgo de presentar problemas de salud físicos y psicológicos, problemas académicos, consumo de fármacos tranquilizantes y antidepresivos, consumo de tabaco, alcohol y drogas, menor autoestima, además de menor integración en el grupo de iguales, en comparación con los chicos y chicas que no se ven expuestos a tal situación.
En el informe se plantea la cuestión de cómo abordar las situaciones de violencia de género vividas por menores y se reconoce que no es tarea fácil. En efecto, abordarlas supone actuar en diversos frentes: en primer lugar, en el entorno en el que los chicos y las chicas han vivido ese tipo de violencia porque, en demasiadas ocasiones, se defiende la violencia o se justifica el dominio del hombre y la sumisión de la mujer. Por otra parte, se plantea qué papel tiene la escuela en la prevención de la violencia de género. Se trata de un papel importante, pero no suficiente porque, para erradicar la violencia de género, hay que trabajar en todos y cada uno de los contextos en los que se produce tal violencia, “puesto que -como se argumenta en el informe- se trata de sustituir un modelo ancestral de relación, basado en el dominio y la sumisión, por un modelo diferente, basado en la igualdad y el respeto mutuo.”