Igualando derechos para las trabajadoras del hogar
Alberto Pina, responsable de Calidad y Medición de Impacto. Fundación Luz Casanova
Gracias al esfuerzo incasable y persistente de las trabajadoras organizadas, por fin todos los grupos parlamentarios han ratificado el Convenio 189 de la Organización Internacional de los Trabajadores de 2011, que otorga a las trabajadoras del hogar y de los cuidados derechos laborales equivalentes a los de cualquier otra trabajadora.
Sin duda, se trata de un gran hito, porque impacta de forma directa en la mejora de la calidad de vida y en el reconocimiento de ciudadanía plena a más de 600.000 trabajadoras, en su gran mayoría mujeres migrantes, de las cuales se estima que 70.000 están en situación administrativa bloqueada y total desamparo institucional. Mujeres, invisibles e invisibilizadas, que llevan décadas trabajando sin derecho a prestación por desempleo, ni prestaciones sociales, sin contrato, sin vacaciones, con despidos libres y sin prevención de riesgos laborales. Mujeres en definitiva, que sobreviven dentro de economías precarias y de subsistencia, y que además tienen una escasa red social.
La combinación de estos factores las deja en situación de alta vulnerabilidad y fragilidad obligándolas a caminar sobre la cuerda floja, sin apoyos y donde multitud de trampas saltan bajo sus pies para hacerlas caer.
Recientemente, el escenario social y económico provocado por la pandemia COVID 19 de encierro y aislamiento social, hizo estallar sus frágiles vidas, y fueron despedidas o no podían acceder a empleo. Este efecto “domino”, derivo en una pérdida automática de ingresos que genero que muchas no pudieran hacer frente al coste de su habitación o vivienda y de un día para otro se encontraron durmiendo en la calle.
Desde Fundación Luz Casanova tenemos un gran sueño compartido: Contribuir a construir una sociedad más justa, libre de violencias e igualitaria. Y para ello aportamos nuestro grano de arena y esfuerzo, para atender esta emergencia desarrollando dos iniciativas sociales, junto al ayuntamiento de Madrid, y la Comunidad de Madrid. Dos proyectos de atención temprana y ágil, para la prevención del sinhogarismo, y la recuperación personal y social todas las mujeres de nuestro entorno. Una de las iniciativas fue durante la etapa más virulenta del COVID, y el otro, la “Casa de las mujeres de Collado Mediano” sigue con sus puertas abiertas, aportando y evidenciando valor social y trabajando por el gran cambio morado que soñamos.
Somos realistas y sabemos que la situación de las mujeres trabajadoras, es fruto de un fenómeno social global de feminización de la pobreza (especialmente virulento hacia las mujeres migrantes), que existía previo a la pandemia y que continúa muy vivo; por ello recogemos con gran alegría y esperanza esta noticia y esperamos con los brazos abiertos la materialidad presupuestaria de su aplicación y ver derechos reales para todas las mujeres trabajadoras del hogar y los cuidados. ¡Hip hip hurra!! ¡Viva la ratificación del Convenio 189!